Nunca se sabe por lo que está pasando alguien: 13 razones para ser siempre amable

No sabes por lo que están pasando los demás cuando son irritantes, desagradables o malhumorado .

No se trata de ti. Casi nunca lo es, y eso es bueno.

Negativo Por desgracia, las interacciones con los demás son inevitables, pero tenemos poder sobre cómo respondemos a ellas.

Tanto si un tipo te ha cortado el paso en un atasco como si el camarero se ha olvidado de pedir tu bebida, nunca sabes por lo que está pasando alguien hasta que te pones en su lugar.

Antes de gritar obscenidades desde la ventanilla de su coche o dejar una mala propina, piense en lo que pueden haber pasado hoy y en la impacto positivo que podría hacer el ser cariñoso con ellos.

He aquí algunos ejemplos de a qué podrían enfrentarse:

  • Una emergencia familiar, una mala ruptura, problemas con el coche, etc.
  • Depresión o ansiedad
  • Sólo han tenido un mal día

Antes de reaccionar con alguien que bien puede merecer tu ira, considera una alternativa que muestre más compasión y empatía.

Hay muchas buenas razones para elegir la benevolencia en lugar de la ira.

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    Nunca se sabe por lo que está pasando alguien: 13 razones para elegir la bondad

    1. Ser amable fomenta la atención plena

    La amabilidad requiere práctica. Cuando eliges interactuar con los demás con una actitud positiva, te vuelves más consciente de tus pensamientos y comportamientos.

    Ser amable con alguien te permite estar en contacto con tu yo empático.

    La empatía crea un espacio para reflexionar sobre tus encuentros y sobre cómo influyes en la vida de los demás, fomentando una respuesta más consciente y atenta.

    2. Una actitud negativa inhibe el crecimiento

    Las palabras y los actos malintencionados suelen surgir de la inseguridad personal. Cuando no abordamos nuestras emociones ni nos hacemos cargo de nuestra curación, a menudo descargamos nuestro dolor en los demás.

    Ser amables con los demás nos sirve de ejemplo para ser mejores con nosotros mismos. Una vez que nos concedemos compasión a nosotros mismos, nuestro potencial de crecimiento es ilimitado.

    Practica esta mentalidad tratándote bien a ti mismo y a los demás. Todos tenemos pasados dolorosos, pero lo que importa es cómo te desenvuelves por el mundo en el presente. ¿Estás trayendo curación o daño?

    Como seres humanos con un amplio abanico de experiencias entre nosotros, a menudo discrepamos. Las diferencias de opinión son normales. Si alguien dice algo con lo que no estás de acuerdo, responde con comprensión y amabilidad.

    Si quieres convencerles de tu punto de vista, primero debes intentar entender el suyo. Sin embargo, si respondes con condescendencia o con ira, es posible que no quieran comprometerse.

    El debate es una parte sana de las relaciones, siempre que cada persona se siente respetada por la otra.

    4. Refuerza la conexión

    En muchos sentidos, nuestro mundo está intrincadamente conectado. Todos los seres humanos de la Tierra lo recorren juntos, y estamos unidos en una experiencia única compartida de conciencia.

    Intenta cambiar una mentalidad individualista en la que el único que importa eres tú. Cuando te ves a ti mismo como parte de una comunidad conectada, ser amable con los demás se convierte en algo natural. Es esencial elevar a los demás.

    La forma en que tratas a los demás suele ser un reflejo de cómo te ves a ti mismo.

    5. La amabilidad tiene un efecto mariposa

    Todos hemos oído que la amabilidad es contagiosa, pero es más que eso. Un buen acto puede causar una onda expansiva, cambiando el curso del día no sólo de una persona, sino de muchas.

    La bondad se multiplica. Vigila lo que pones en el universo, pues a menudo lo mismo se te devuelve. Inicia una cadena de acciones positivas y haz hoy una cosa buena por alguien.

    6. Serás más consciente de ti mismo

    ¿Alguna vez has tenido un día en el que sentías que nadie te daba un respiro? Tal vez fueron un par de semanas o incluso un par de meses.

    En tiempos difíciles, un pequeño acto de cortesía puede marcar la diferencia.

    Cuando uno pasa por un mal momento, es fácil volverse gruñón. Sea empático con quienes tienen dificultades para salir de un bache. Muéstreles cariño y consideración: puede tener un gran impacto.

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    7. Requiere menos energía

    Cuando nos centramos en las acciones de los demás y optamos por la ira, nuestra mente permanece agitada durante mucho más tiempo, y eso puede ser agotador.

    Tu espacio mental es precioso, así que no lo malgastes en resentimiento. La bondad está en nuestra naturaleza. Es mucho más fácil ser amable que seguir enfadado.

    8. No sabes la diferencia que puede suponer

    Nuestros peores días pueden convertirse en grandes días tras una palabra de ánimo o una mano amiga. Esta consideración nos recuerda que todos estamos conectados.

    Las acciones más pequeñas pueden tener los efectos más significativos y cambiar por completo el día de alguien. Nunca se sabe cuánto bien se hace.

    A veces pensamos que decir algo mezquino o pasivo-agresivo nos hará sentir bien en ese momento, especialmente cuando la situación ya parece una causa perdida.

    Puedes dar un portazo al salir o dejarla agrietada para volver a entrar con suerte.

    9. Elegir la Gracia Capacita a Otros para Hacer lo Mismo

    Cuando das gracia a alguien, le ves como merecedor de amor y bondad, incluso cuando su comportamiento es poco considerado. Mostrar esta gracia a los demás inspira a los que te rodean a emularte.

    No hace falta ser una celebridad para ser un modelo para los demás. Tanto si hay niños en tu vida que te admiran como si tienes amigos y compañeros de trabajo que te prestan atención, tu comportamiento es un ejemplo.

    Somos observadores naturales, y nos damos cuenta de las acciones consideradas de los demás. Si eres desagradable con una persona de tu vida, las demás pueden preguntarse si también las tratarás así. Sé considerado siempre, y sienta un precedente de cómo quieres que te traten los demás.

    10. La amabilidad puede convertirse en amistad

    La soledad fomenta el dolor interior y la negatividad exterior, y a veces resulta más fácil cargar con ese dolor en nuestras interacciones con los demás.

    Cuando arrastramos ese dolor en nuestra vida cotidiana, a menudo alejamos a la gente o nos volvemos demasiado necesitados. La persona puede no sentirse merecedora de amistad y amor e incluso sabotear las relaciones para protegerse.

    Ábrete a los demás tratándoles bien a pesar de sus comportamientos. Un acto de consideración hacia un desconocido o conocido que parece infeliz o amargado puede acabar transformándose en amistad.

    11. La mezquindad no sirve a nadie

    Puede que ser mezquino te haga sentir bien en ese momento. Hay algo extrañamente satisfactorio en una buena réplica al mal comportamiento de alguien. Pero igualar una falta de amabilidad con otra no ayuda a ninguno de los dos.

    En última instancia, esa fracción de segundo de satisfacción que produce poner a alguien en su lugar se desvanece rápidamente. El ego siempre deseará protegerse a sí mismo.

    Con la práctica, puedes dejar el ego a un lado y reconocer que probablemente hay dolor detrás del malhumor de alguien.

    No hay nada mejor que la satisfacción de saber que le has alegrado el día a alguien o, al menos, no se lo has empeorado. Sé amable; nunca se sabe el bien que puede hacer.

    12. La comprensión y la reflexión son validadoras

    Piensa en lo que sientes cuando alguien te dice: "Sé por lo que estás pasando". El mero hecho de oír esas palabras te da la sensación de ser escuchado y comprendido.

    Puede ser más difícil decir esto a alguien que está exteriorizando su dolor con comportamientos tóxicos o difíciles. Pero incluso decir algo como: "Parece que te sientes muy mal. Sólo puedo imaginar lo que puede estar pasando en tu vida. Estoy aquí para escucharte si quieres hablar de ello".

    El simple hecho de reconocer que hay algo más detrás de su negatividad o ira puede ayudar a liberar a la persona de los confines de su dolor interior.

    13. Revela el valor inherente de cada persona

    La última razón para ser amable es simplemente... porque. Todo el mundo merece ser tratado con dignidad y respeto. No hace falta conocer la historia de alguien para ser decente con él o contener la ira o la mala voluntad.

    No hace falta que alguien esté pasando por un mal momento para que merezca tu buena voluntad. La amabilidad es gratuita y hay que ofrecerla porque es tu forma de ser.

    Sé amable con todo el mundo, nunca se sabe.

    Es muy probable que cualquier persona que conozcas esté lidiando con algún problema, decepción, tragedia o dolor interior. Todos estamos heridos de alguna manera, y los retos de la vida siempre están presentes.

    No lo sabes. qué otros están pasando, pero se puede adivinar que están pasando algo No hace falta especular para ser amable con ellos.

    La elección de ser amable puede tener un impacto más significativo de lo que imaginas. Ofrece a los demás lo que esperas recibir a cambio invirtiendo en la humanidad de todo lo que encuentres.

    Todos somos dignos de la bondad de los demás.

    Desplazarse hacia arriba